Tenía 90 años.
La imagen de Arie Groenemberg en la playa, con su perro y su Jeep es acaso una postal más de Claromecó. A los 90 años Arie falleció, se encontraba internado en la Clínica Hispano desde hace un tiempo.
Hijo de inmigrantes holandeses, Arie nació en San Cayetano, donde gran parte de la colonia neerlandesa se había instalado. Posteriormente la familia se trasladó a la zona de Tres Arroyos. Toda su vida estuvo dedicada a la agricultura y la ganadería, siendo uno de los pioneros en esta zona. Eran épocas nada fáciles, donde todo se hacía a pulmón y prácticamente a mano. Arie conoció la dureza y el sacrificio de la vida en el campo y nunca le escapó al esfuerzo y al trabajo.
Gran amante de la pesca, eligió a Claromecó como su lugar en el mundo. La estampa de Arie con el Jeep y el perro en la playa es tal cual. Hasta hace muy poco tiempo se lo veía de esa forma, como siempre.
Fue convocado en tres oportunidades para ser delegado municipal. Una de ellas, en el regreso de la Democracia en 1983, cuando el intendente Jorge Foulkes lo designó en Claromecó. La última vez ejerció un corto período cuando fue convocado por Carlos Aprile tras el alejamiento de Rubén Ciley. Con el fin del mandato de Aprile y el comienzo de Sánchez, Arie le entregó el mando de la delegación a Daniel Chedrese.
Muy respetado y querido por la población de Claromecó, Groenemberg se ganó un lugar entre los vecinos destacados, siempre por su sencillez, su don de gente. El "Ruso" o el "Gringo" Arie, le decían los empleados municipales a su cargo cuando era delegado, manteniendo una relación de estrechez y confianza con ellos, y en realidad con casi todo el mundo.
El año pasado Arie cumplió 90 años, y lo festejó con sus familiares y amigos. Se encontraba muy bien, lúcido. Su salud comenzó a deteriorarse hace muy poco tiempo.
Hombre de campo, con extrema sencillez, muy solidario con todos sus vecinos. Así era Arie, que deja un recuerdo imborrable en Claromecó.
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