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Claromecosas | Los Bomberos Voluntarios de Claromecó

Un cuerpo de élite que a través de sus numerosas y recientes intervenciones, se han ganado nuestros corazones, y la dedicación de esta nota.

Por Valentino Vitolla.


¿Recuerdan las historias de superhéroes de Hollywood? ¿Las de esas personas que parecían comunes, pero que cuando la gente los necesitaba, corrían al callejón para ponerse su traje y salir al rescate? Parece que solo aparecen en las películas, pero no. ¡En Claromecó tenemos 32! El pescador, el albañil, el gasista, el hijo del “facha”, el hermano de Juan Andrés, son algunos de ellos, y así es como los conozco yo, porque son mis vecinos o amigos, personas simples que viven en la localidad.


Pero en cuanto suena la sirena, dejan lo que están haciendo, y corren al cuartel para ponerse el traje y salir a ayudar. No estamos hablando de personajes de ficción, estamos hablando de los Bomberos Voluntarios de Claromecó, un grupo de seres humanos extraordinarios y solidarios, entrenados para responder rápidamente a emergencias tales, como incendios, rescates, accidentes de tránsito, etc. La sirena los “activa” en ese rol de bombero, porque en realidad es que lo son las 24 horas del día y los 365 días del año.



Tuve el honor de ser recibido en el cuartel ubicado en la calle 34 entre 23 y 25, y charlar con dos de ellos: Adrián Souto, jefe del cuartel, y uno de los más antiguos dentro del mismo; y con Emiliano Mir, uno de los bomberos más nuevos en entrar en esta familia, como ellos mismos se sienten y se definen. En esta visita me recibieron de la mejor manera, respondiendo a todas mis consultas y dudas, demostrando vocación de enseñanza y formación a la comunidad.


El Cuartel de bomberos Voluntarios (“voluntarios” porque no reciben ninguna retribución por su trabajo) fue creado en 1971, siendo inicialmente un destacamento de los bomberos de Tres Arroyos. Finalmente en 1999, logran “independizarse” y comienzan a llamarse Bomberos Voluntarios de Claromecó. No solo trabajan en la localidad y alrededores, sino que también están disponibles para colaborar en otros lugares, como ya lo hicieron en Sierra de la Ventana, Cholila, Córdoba y Zárate, entre otros.



Me sorprendió muchísimo el respeto que se tienen entre todos los bomberos. El respeto jerárquico propio de la actividad y el que nace de la camaradería. “Respeto es ver a tu superior limpiando el camión después de un incendio y sacarle el trapo de la mano y ponerte a limpiar vos” cuenta Emiliano. “También es respetar el uniforme” dice Adrián. No dudan en afirmar que son un cuartel atípico, por la gran relación que tienen entre ellos. “Somos todos amigos. Nos conocemos de jugar al fútbol, de la construcción, del pueblo”.


A la hora de preguntarles que sienten al momento de subirse a la autobomba e ir al siniestro, concuerdan en decirme: “Lo que sentimos lo sabe solo el bombero. No se puede explicar. Sentís cosas en el estómago”. “Cada vez que escuchó la sirena se me pone la piel de gallina”. Agrega Emiliano. En la ida, es concentración y adrenalina, y a la vuelta, relajación y diversión, acordándose de algún hecho gracioso cuando las cosas salen bien.



Recuerdan los incendios forestales de 2001 y 2014, y algún que otro incendio estructural, como de los más importantes que tuvieron que apagar. El del 2001 llevó una semana de trabajo, mientras que el del 2014 fue de solo 6 horas, y lo recuerdan con impotencia por su voracidad, sin tiempo de controlarlo, y quemándose gran parte del vivero. En este trágico accidente trabajaron algo más de 80 bomberos.


En esos momentos es cuando más se siente la ayuda de la gente, quienes colaboran mucho, ya sea llevando agua y frutas para los bomberos, herramientas, o estando ellos mismos a disposición para ayudar en el lugar del incendio.



Invitamos a los lectores, en la medida de sus posibilidades, que colaboren con las actividades y rifas que se realizan todos los años. Lo recaudado, lo usan en el mantenimiento del cuartel y en los impuestos mensuales que tienen a cargo. La rifa de este año costará $2.000 (lo pueden hacer en cuotas) y tendrá un premio de $300.000. No deben tomarlo como una compra o un gasto, sino como una devolución o inversión del alma por todo lo que hacen por la gente, por el vivero y por nuestro querido Claromecó.


Al momento de ponerme a redactar esta nota me puse a pensar que a veces los valoramos poco y no tenemos dimensión de lo importantes que son, y lo que hacen diariamente por nosotros. Es tanto el material, la información y el tiempo que me dedicaron, que esta nota ha quedado chica, ya que alcanzaría como para escribir un libro.


No existen Boca - River, cumpleaños o siestas que impidan que a la hora del toque de sirena, estén a disposición del cuartel. Además, algo que algunos no saben, es que constantemente realizan cursos y academias para seguir perfeccionando su ayuda a la comunidad, robándole tiempo a la familia y a sus actividades personales.


Caminan entre nosotros camuflados arriba de una topadora, cortando el pasto o atrás de un mostrador. Están ahí, aunque no los reconozcas, ya que no buscan fama ni réditos personales. Pero de algo tenés que estar seguro, apenas comience el estremecedor sonido de la alarma del cuartel, los verás pasar, apurados en sacarse su ropa de tipos comunes para ponerse con honor y orgullo el traje de superhéroes.


Son nuestros ángeles de la guarda, los Bomberos Voluntarios de Claromecó.

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