Fuimos testigos del proyecto de recuperación de la cuna de Claromecó, lugar histórico y misterioso, prueba de lo que alguna vez fue una Argentina rica.
Por Valentino Vitolla
Recientemente en Semana Santa tuve el placer de visitar el predio donde funcionó la Estancia de la familia Bellocq, y posteriormente la Escuela Agrícola, un lugar lleno de historia, y que luego de años de abandono, está volviendo a resurgir. Esta maravillosa experiencia pudo ser posible gracias al Organismo Descentralizado Servicios Turísticos, quien organizó una excursión en la que todos los que asistimos, fuimos en caravana con nuestros vehículos. El paseo de las 7 cascadas, es la alfombra roja que hace de camino a este maravilloso lugar que se encuentra unos kilómetros después de la última cascada.
Los comienzos de la estancia se remontan a finales de 1800, cuando la familia Bellocq toma posesión de 21.000 hectáreas obtenidas luego de la conquista del desierto. Tanto Claromecó como este predio, formaban parte de este inmenso terreno que había sido apropiado de los aborígenes que habitaban en la zona, como lo eran los Mapuches y Tehuelches.
La estancia de Bellocq se instala en este lugar con 20 familias, quienes eran ingenieros, peones y empleados domésticos que trabajaban para los Bellocq en las diferentes actividades y trabajos del lugar. El predio contaba con todas las comodidades, como un correo, una escuela a la cual iban los hijos de los trabajadores, un salón de fiestas, y hasta una sala de exposiciones, que por diferentes razones su realización quedo inconclusa. Es el día de hoy que todavía se pueden ver las más de 50 bolsas de cemento petrificadas que iban a ser utilizadas para la obra. Al final del paseo del arroyo, se pueden ver también las ruinas de la antigua usina que era utilizada para generar energía eléctrica en la estancia a partir de la fuerza del agua.
Se puede decir que aquí nació Claromecó, debido a que todos los que habitaban el lugar solían utilizar el balneario con fines recreativos. Aún siguen en pié las casas de playa utilizadas en esa época. Además, es en la estancia de Bellocq, donde se hicieron las pruebas para ver qué árboles crecían en la zona, los cuales posteriormente, fueron trasplantados para la forestación de nuestra localidad.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la familia Bellocq pide un préstamo al Banco Provincia para ayudar en la causa francesa de la guerra, y pone estos terrenos como garantía. Unos años después, por no poder pagar lo que debían, pierden las tierras, que finalmente quedan a manos del estado. A partir de este capítulo de la historia, la protagonista deja de ser la familia Bellocq para pasar a ser la Escuela Agrícola. Este proyecto fue parte de las innovadoras ideas que trajo en sus inicios el gobierno de Perón. Institución modelo en nuestro país y en Sudamérica, era un sitio en donde los jóvenes aprendían los oficios del campo y lo relacionado a la crianza y explotación del ganado, de la agricultura, etc.
Lamentablemente, está parte de la rica historia de Claromecó, llegó a su fin de una manera rápida. En 1955, se produce en nuestro país el golpe de estado denominado “Revolución Libertadora”. Este gobierno de facto buscaba cortar de raíz el peronismo, por lo que dejó sin efectos muchos de los avances del mismo. La escuela Agrícola de Claromecó, uno de los grandes aciertos, no fue la excepción. Sumado a esto, hubo una evolución de las máquinas y herramientas usadas en la época, y todo el material con el que contaba la escuela, dejó de tener valor. Los estudiantes comenzaron a abandonar el lugar, como también lo hicieron las familias que aún trabajaban aquí. El predio quedó prácticamente abandonado, salvo por la escuelita primaria que siguió funcionando hasta la década del 80´.
El olvido total del predio duró más de 30 años. La naturaleza hizo su trabajo, tomando las madres selvas y las enredaderas las paredes de la ruinas. Los frutales, olivos y otras especies de árboles continuaron su crecimiento generando un inmenso bosque. En lo personal me sorprendió un árbol el cual creció dentro de una construcción, que se me hizo imposible no fotografiarlo.
Hace 4 años, la ONG “Escuela Agrícola Claromecó” llega al predio con el objetivo de volver a ponerlo en condiciones. A causa de los impunes saqueos de los costosos pisos de parquet y aberturas de pino tea que poseía el lugar, sumado a la erosión de la lluvia y los vientos, se encontraron con las casas en ruinas y muy devastadas. Se recuperó la habitabilidad de algunas de ellas, y comenzaron con un proyecto basado en el autoabastecimiento, produciendo aquí, todo lo que consumen. Cuentan con huertas de variadas frutas y verduras, paneles solares, un invernadero y un biodigestor, que funciona a base de excremento de vacas con el objetivo de producir gas. Los voluntarios de la ONG hacen todo a pulmón, por lo que colaborar con ellos, les es de gran ayuda.
Este lugar permite que los que quieran vivir una experiencia más cercana a la naturaleza y al trabajo del campo, puedan ayudar voluntariamente por un día en los trabajos que sean necesarios, siendo retribuido con la comida y el hospedaje.
Esta gran atracción de nuestra localidad es desconocida por muchos, por lo que celebro que se realicen este tipo de salidas. El contingente con el que concurrí era de más de 60 personas. Todos se quedaron sorprendidos por el contenido histórico, la posibilidad de fotografías y la excelencia de los dulces caseros. Destaco la miel que se produce en el lugar, ya que la gran variedad de frutales le da un sabor especial.
Este sitio, debe ser agregado y publicitado a la oferta turística, ya que a mi humilde criterio, es una de las Claromecosas dignas de disfrutar.
Visitarlo, nos brinda la posibilidad de recordar el pasado, valorar el presente y soñar con un futuro y una Argentina mejor, con más de estos proyectos que algún día, nos hicieron grandes.
Video de la salida, por Daniel Massoli:
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