Dos lugares emblemáticos, llenos de historias, y de un gran valor natural y arqueológico.
Por Valentino Vitolla.
Algunos llegan a nuestras costas en micro, otros en auto. Salvo Christian Madsen que lo hizo nadando. Luego de recorrer 7Km. de nuestras extensas playas para el lado de Reta, nos encontraremos con un monolito que recuerda el salto de Christian, un danés que era llevado a la cárcel del fin del mundo por llevar a cabo actividades “anarquistas”, de esa época, y escapó hacia la libertad saltando del barco al ver la luz del faro. Lo dieron por muerto, por lo que su estadía por estas tierras fue pacífica. Vivió detrás de los médanos de donde hoy se encuentra el monolito, hasta que poco a poco fue acercándose al pueblo, lugar en el que, años después, se radicó definitivamente.
Los pueblos viven de sus tradiciones e historias, como los árboles de sus raíces. La historia es mucho más larga, tanto como la vida de Christian, por lo que no deseo indagarla en esta nota, dejándoles a ustedes la curiosidad de explorarla. Con los años se transformó en parte del folklore de Claromecó, y como un truco de magia, merece disfrutarse como es contado. El salto de Christian ha motivado a la realización de una película, y hoy me motiva a invitarlos a conocer este hermoso lugar, lleno de naturaleza, sorpresas e historias, y punto de partida al Caracolero.
Pasando el monolito comienza una gran formación rocosa, conocida como "El Caracolero", lugar que nos permite disfrutar de un cementerio natural de caracoles y restos fósiles. Todo esto sumado a un yacimiento arqueológico de huellas y pisadas en las rocas, que datan de más de 29.000 años y que luego de un gran estudio, reflotó la teoría de Florentino Ameghino en cuanto a que el hombre americano es más antiguo de lo que se suponía, y que convivió con los grandes mamíferos, como el Gliptodonte y el Megaterio. Este lugar es conveniente visitarlo con algún guía, para poder localizar las huellas, y saber más acerca de este hallazgo, que ya se encuentra en muchos manuales escolares.
Caracoles de todas las formas y tamaños, piedras extrañas y restos fósiles (de encontrar alguno de gran tamaño, ruego llevarlo al museo que está en la ex terminal, para su evaluación) son algunos de los objetos que reposan en el Caracolero. Durante este paseo se va a poder disfrutar de hermosas aves, de peces nadando en los piletones de las rocas, y de unos inmensos médanos que hacen de guardaespaldas de este escenario de ensueño.
Lleven máquinas fotográficas, y estén abiertos a atrapar excelentes momentos. Es importante saber que al lugar se accede en 4x4 o mediante la contratación de los prestadores, quienes les asegurarán no perderse ningún detalle. Otras de las posibilidades para los más aventurados, son las caminatas que organiza la secretaría de turismo con el adecuado apoyo logístico.
Así como el danés Christian Madsen cuidó y protegió esta zona, es importante que ustedes también lo hagan. Recuerden traer junto a sus grandes recuerdos, la basura que generen en la excursión.
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