Esta pieza fundamental de nuestra localidad cuenta con varios lugares imperdibles, que en el transcurso de los últimos días ventosos, dejaron a un lado la atención sobre la playa.
Por Valentino Vitolla
El término que le da nombre a nuestra localidad tiene un significado que muchos no conocen. Claromecó significa en araucano “tres arroyos con junquillos”: Kula (tres), rome (junquillo) y kó (agua). Los mencionados tres arroyos, que también le dan nombre a la ciudad cabecera del partido, desembocan en el famoso arroyo de nuestro balneario, transformándolo así, en uno de los más importantes de la región. Además de disfrutar del maravilloso paisaje, se podrán realizar actividades como la pesca y los paseos en canoa o kayak. La flora y la fauna son grandes protagonistas de este paseo, haciéndolo mucho más mágico y emocionante.
Desembocadura del arroyo
Ubicada en el final de la Av. Costanera hacia el Oeste, y separador de Claromecó con el Barrio Parque Dunamar, es un lugar muy concurrido en los días ventosos, debido a que los médanos que se encuentran allí, hacen de reparo, permitiéndole a la gente disfrutar de gratas jornadas. Es un sitio clave para la pesca, encontrándose peces como lenguados y lisas, los cuales concurren tanto en el arroyo como en el mar. Para las personas aventureras, es el punto de partida de un gran paseo en kayak o en canoa, el cual les permitirá no perderse de ningún detalle, y les permitirá interactuar con este gran ecosistema. Para aquellos que no gustan del remo, el lugar es agradable para observar los atardeceres y la actividad de los barquitos pesqueros.
Puente colgante
Por la calle 5, se accede al puente colgante. Este puente peatonal de hierro y madera que conecta Claromecó y Dunamar, es una ubicación ideal para obtener fotografías y capturar momentos imborrables. Desde el medio de este puente, se podrá apreciar el gran marco creado por el mar, el arroyo, las canoas; y en el atardecer, la puesta del sol.
Paseo de las 7 cascadas
Este es sin dudas, mi lugar favorito. Como su nombre lo indica, este paseo consta de siete cascadas, todas ellas diferentes entre sí. Son pequeñas cataratas que hipnotizan con el ruido de la espuma y el agua. Rodeadas exclusivamente por campos y barrancas, es el hogar de animales como tucus tucus, liebres, carpinchos, nutrias, mulitas y zorros; y aves como lechuzas, pájaros carpinteros, jilgueros y los loros barranqueros, los cuales anidan a lo largo de los saltos de agua, siendo de un gran espectáculo. Los pescadores suelen visitar este sector, eligiendo las partes calmas del arroyo para pescar bagres, dientudos, lisas, carpas y pejerreyes.
Este recorrido de 5 Km., que comienza en la calle 15, se podrá hacer tanto en auto como caminado, donde va a ser clave estar atento a cualquier aparición animal o a cualquier paisaje que sea merecedor de una bella fotografía. Mi recomendación para este paseo es hacerlo en bicicleta.
Luego de la séptima y última cascada, podremos encontrarnos con la frutilla de este gran postre. Sobre el arroyo, antes de llegar al camino que nos deriva a Reta, se encuentran las ruinas de la antigua usina que generaba electricidad con la fuerza del agua, para alimentar a la vieja escuela agrícola. Esta institución modelo en su época, fue desactivada por cuestiones políticas, desatendiendo la importancia y proyección que tenía en la educación y desarrollo de la región. Actualmente se observan las ruinas tomadas por la vegetación. Funciona como sede de actividades ecológicas y ambientales, con producción de vegetales y hortalizas, y con realización de talleres educativos y culturales, aprovechando el legado de olivares, frutales, tunas y otras tantas especies.
Decenas de proyectos y expectativas fueron creados y planificados para este paseo, buscando cuidar y proteger al ecosistema, y para mejorar también la experiencia de los visitantes. Uno de estos fue el presentado por el museo Aníbal Paz, con el objetivo de crear un lugar de observación y concientización ambiental. Otro proyecto fue la creación de una barrera de contención o filtro al final de las cascadas, en busca de retener basura y desechos como plásticos, ramas y animales muertos, para mantener el recurso turístico y las playas limpias. También siempre estuvo la idea de que cada cascada este “apadrinada” por auspiciantes, quienes deberían embellecerlas con decks y pasarelas, manteniéndolas prolijas con el pasto corto, posibilitando la visibilidad del paisaje y el reposo del turista. Lamentablemente, ninguno de estos proyectos fue concretado.
Esta salida dura, al menos, medio día, y es uno de los tantos paseos imperdibles que hacen de Claromecó, un destino con diversidad de actividades y posibilidades para el goce del turista. Como siempre te invito a regresar con la basura que generes y que seas cuidador de este patrimonio natural de nuestra localidad.
Comments