El centro es un lugar que integra la noche a nuestras vacaciones, contando con una oferta de variada gastronomía y paseos.
Por Valentino Vitolla
Claromecó siempre nos regala días inolvidables. Las jornadas se ven embellecidas por la playa o en su defecto por el vivero cuando el clima no acompaña. Ya a la tarde, luego de una ducha reparadora y una buena perfumada, nos damos cuenta que se viene la noche y a todos se nos vienen las mismas preguntas ¿Qué hacemos ahora? ¿Comemos en casa o salimos?
El centro de nuestra localidad nos da las respuestas de todas estas incógnitas, ya que cuenta con una gran variedad de opciones. Si la idea es comer frutos del mar, como rabas o la pesca del día, no hay mejor alternativa que comer en los balnearios, ya que vamos a poder acompañar la cena con un buen vino sentado en los deck con vista al mar. Si sos de los que buscan una algo un poco más económico, recomiendo la opción de las pizzerías. Es mi preferida, debido a que me gusta comer en la vereda para ver pasar a los turistas con las caras bronceadas y bien “empilchados”. Nos podremos encontrar con una gran variedad de pizzas y muy buenas empanadas. Por último, para los que buscan terminar la noche con la panza llena y el corazón contento, no hay nada mejor que la gran variedad de restaurantes de excelente calidad, abundancia y precio, que con sus elaborados menús nos permiten degustar exquisitos platos, dignos de competir con el de nuestras abuelas. Milanesas que parecen más de Tiranosaurio Rex que de Ternera (por su tamaño, no por su dureza) y platos de riquísimas pastas, son parte del gran abanico de comidas con el que estos lugares cuentan.
Luego de cenar, solemos dar una vuelta caminando, para ver vidrieras en la espera de que nos baje la comida. Las heladerías nos van a tentar en el camino, las cuales debido a tener una gran cantidad de temporadas en su espalda, se convirtieron en garantía de confianza contando con una gran variedad de gustos.
Todas las noches me gusta salir a caminar por la Costanera o por el pueblo para pasear a mi perra. Tengo que reconocer que soy una persona bastante curiosa, por lo que siempre me gusta ver que están haciendo las demás familias a esa hora. El humo en las parrillas y las mesas afuera con grupos interminables de amigos es una constante que observo en mis salidas. Es por eso, que llegué a la conclusión de que a la gente que veranea en Claromecó le gusta cenar en sus casas, aprovechando las parrillas que muchos no tienen por vivir en edificios, y la seguridad de estar afuera que otros no tienen por vivir en la ciudad. A estas personas, el centro no los defraudará, ya que tiene Carnicerías, verdulerías y supermercados de primera Calidad que les brindará la mejor carne y todo el acompañamiento que un buen asado necesita. Nuestra cercanía con el campo, es uno de los factores que nos da la ventaja en la calidad de la carne.
Sin dudas, después de cenar, la plaza “Luis Piedra Buena” es una linda opción para salir a dar un paseo. Todos los días hay espectáculos a la gorra muy divertidos que le dan el toque justo de humor y magia que todas nuestras noches de verano necesitan. Al momento de esperar el comienzo del show, aparecen otras tentaciones culinarias, como los algodones de azúcar o de los cubanitos rellenos del puesto ubicado en la plaza.
Otra atractiva alternativa se encuentra en la “Feria de los Artesanos”, que nos brinda un montón de productos hechos a mano que terminan formando parte de los recuerdos que llevamos como souvenir a nuestras familias y amigos. Siempre quedé impresionado con los artistas que están en esta feria, remarcando el trabajo del hombre que pinta cuadros con los dedos y otros materiales como esponjas o papeles. Siempre que paso delante de él, se me hace imposible no quedarme hipnotizado con su destacable trabajo, el cual aprovecho para escaparme de mi mamá mientras compra añillos y otras cosas poco interesante para la vista de un adolescente.
En los últimos años, el crecimiento de la localidad ha sido impresionante. Vemos edificaciones en lugares que antes parecían desérticos, y los terrenos baldíos que caracterizaban a nuestro pueblo cada vez son menos. Sin embargo el centro comercial no acompañó a este crecimiento, quedando chico en proporción a lo que son las construcciones privadas. Esto se puede ver en algunos fines de semanas cargados de turismo, como el de carnaval o el de la Corvina Negra, donde se hace realmente dificultoso estar en el corazón comercial de nuestra localidad, con las calles llenas de tránsito y los locales repletos de gente. De a poco, el comerciante se va dando cuenta que Claromecó ha evolucionado, por lo que apuesta a la creación de nuevos proyectos, destacándose actualmente las cervecerías y bares con shows, que incluso permanecen abiertos fuera de temporada.
El pueblo tiene lo justo y necesario para que a la estadía del visitante no le falte nada. Hay que tener en cuenta que lo que hace que amemos este lugar, es que nos permite bajar un cambio con respecto a teatros, cines, y shoppings que se encuentran en la ciudad, y que muchas veces hacen que no podamos contemplar otro tipo de cosas. Esa es precisamente la esencia de Claromecó.
Quienes quizás lamenten esta esencia, son los adolescentes de mi edad, quienes creen que la diversión y la movida nocturna pasa solo por los boliches. Nuestra localidad tiene pocos boliches, pero les aseguro a los jóvenes que leen esta nota, que existen muchísimas otras opciones para divertirse. Por experiencia propia, puedo decir que los chicos de Claromecó y alrededores son muy abiertos a hacer nuevos amigos, por lo que al turista nunca le va a faltar la oportunidad de integrarse a algún grupo para salir.
El centro de Claromecó, un lugar con lo justo para que la noche sea protagonista en tus vacaciones. Es una Claromecosa que te invito a descubrir y disfrutar.
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